Galería

Abandonar un proyecto.

Intento ver las cosas que me ocurren como un proyecto, por ejemplo, cada hijo es un proyecto, mi matrimonio, mi carrera profesional, etc…

Bien, pues todo proyecto empieza y se acaba, todos.

En el mundo profesional, parece que salir de un proyecto por propia voluntad es una temeridad. Para mí,  una temeridad es quedarse en él si tienes señales que te indican que hagas lo contrario.

En primer lugar, hay que detectar cuando es el momento de salir, y yo te voy a dar mis experiencias, mis señales, voy a dos básicas que a mí se me han dado a la vez:

  1. Cuando no te emociona.
  2. Cuando en lugar de conseguir experiencia, estás consiguiendo antigüedad.

Se pueden dar las dos a la vez, aunque a mí  se me han «faseado». En pimer lugar dejan de emocionarme, luego me doy cuenta de que no aprendo. Primero viene la emoción y luego la verbalizo de forma racional.

Ahora bien, como he comentado en otros artículos, todos los años has de pensar en tu posicionamiento profesional, cuáles han de ser tus áreas en las que te vas a formar (formación externa),  qué vas a dejar de hacer y qué tienes que hacer distinto/nuevo para seguir aportando valor. ¿Seguirás en tu sector o utilizarás tus aptitudes para ofrecer soluciones en otros ámbitos?.

En esta fase de estudio, has de buscar nuevos escenarios que desde tu punto de vista puedan diferenciarte para aportar valor. Para después, planificarlos, ejecutarlos y seguirlos.

Una vez trabajado todo esto, podrás vislumbrar nuevos proyectos, nuevos proyectos que se ajustarán a tus nuevas capacidades, que te van a emocionar y que has de seguir con un ímpetu enorme y sin desfallecer.

Y ahí es cuando sin darte cuenta ya has dejado el proyecto anterior, te embarcas en el nuevo proyecto, que te da la vida, que te gusta realizar y que pones lo mejor de ti.

No solo es importante dejar el proyecto anterior, sino que es necesario por honestidad, seguro que tus resultados no llegan al nivel al que estás acostumbrado y si no aportas el mismo valor, cambia. Los clientes que te pagan tus honorarios lo merecen.

En el mundo del deporte se conocen muchos ejemplos y no se entienden (Börg en el tenis, Guardiola en el F.C. Barcelona, Xabi Alonso en el Real Madrid). Algunos tendrán motivos distintos, pero seguro que todos sentían que no se emocionaban con el proyecto, o ya habían conseguido todo, etc…

Pienso que todos necesitaban lo mismo…

… NUEVOS PROYECTOS, CON RETOS QUE TE HACEN CRECER.

¿Te emociona tu proyecto actual?

Hasta la próxima.

 

4 comentarios sobre “Abandonar un proyecto.

  1. El proceso de cerrar un proyecto es, en sí mismo, un proyecto.

    En nuestra sociedad la palabra ‘abandono’ parece tener una connotación de derrota, de imposibilidad… Sin embargo, considero que nuestra sociedad está ahíta de ‘connotaciones’ que no la dejan progresar. Nuestra sociedad se ha, perdón, se está esclerosando, a un ritmo alarmante, entre vaguedades, vacuidades y nociones fatuas.

    El proceso de generación de proyectos en una ambiente dinámico y fértil en su compromiso con las ideas y los desarrollos creativos, necesariamente ha de concluir con el cierre de proyectos. Esto es así tanto causal como estadísticamente necesario, pero fundamentalmente es relevante porque aporta el único conocimiento profundo tanto al individuo como a la comunidad (social o científica): el error.

    Y aquí está la ‘madre del cordero’. La mayor parte de la gente, con el uso de sus bien pretendidas connotaciones, se avergüenza del uso de la palabra ‘error’. Pero, el error es la madre de todo conocimiento empírico. Y, seamos serios, nuestra cotidianidad no está relacionada con la física de partículas, ni con las ondas gravitacionales, ni tan siquiera con conceptos como lo social o lo político. Somos labriegos del error cotidiano. Manejamos el error continuamente en nuestras vidas, y de hecho, necesitamos de la presencia del error para saber que estamos vivos, que sentimos y que somos humanos.

    Abandonar un proyecto, concluirlo conscientemente, es un acto reflexivo, pero también de la voluntad, y por ende, un acto de conclusión de la idea que se emprendió y de aceptación del derrotero que tomó. Al cerrar voluntariamente un proyecto, uno se vuelve más sabio, y mas honesto, porque comprende al final del camino emprendido por qué lo empezó y qué le llevó a su terminación.

    Ha aprendido…

    Le gusta a 1 persona

  2. Estando de acuerdo con ambos, mi experiencia y mis vivencias me llevan a un concepto sencillo: del proyecto «A» pasas al «B», pudiendo ser el «A» bueno o malo en la percepción de cada uno (normalmente se opina así en el corto plazo) pero siempre declarado como necesariamente previo al «B» en el largo plazo, ya sea porque reforzó debilidades o porque impulsó fortalezas.
    A la falta de emoción y el no aportar en el proyecto A, yo añadiría el coraje de darse cuenta y tener la actitud de dar el primer paso hacia el siguiente nivel (proyecto B).
    El error, efectivamente, es positivo porque gracias a este, se aprende una nueva manera de como no hacer algo. Si queremos cambiar cómo vivir el error, nosotros podemos empezar por los ámbitos donde tenemos influencia (sobre todo si trabajamos con equipos). A nivel social, sin duda es responsabilidad del sistema educativo.
    En resumen y recogiendo los dos conceptos anteriores, propongo cambiar el «ha aprendido» por «ha crecido».
    Un abrazo amigos!

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario